¿Qué menú eliges?

¿Qué menú eliges?

Dicen las leyendas que existe un extraño lugar donde hay un pescado podrido y mosqueado, un pan con hongos que parece se han acumulado por meses o quizás años y otro que esta tan descompuesto que ya no se puede apreciar que es en realidad, lo que queda claro es que la cantidad de gusanos y otros entes acumulados superan ya el peso original.

Por si fuera poco estos “platillos” (por así llamarlos porque evidentemente no lo son) no están propiamente servidos, fueron colocados sobre alcantarillas, depósitos de estiércol o basureros y un gran grupo de personas están obligados a elegir uno para comérselo, los que opten por no tomar una decisión en primera instancia tendrán que comer el que la mayoría haya elegido.

Detrás de cada platillo hay un equipo invirtiendo mucho tiempo, esfuerzo y una fuerte cantidad de dinero para convencer no solo que su platillo es el mejor, si no también hablan de sus propiedades alimenticias, gran sabor, excelente preparación y presentación, algunos alardean que el suyo contiene propiedades curativas y una gran cantidad de sin sentidos que harían del espectáculo una comedia de no ser porque la gente debe elegir uno y comérselo.

Hay también una cuarta opción, de un equipo que ofrece un platillo hecho en laboratorio con 100% de material sintético para evitar la descomposición presentada por los demás, pero este último casi nadie lo considera.

Las cantidades de dinero invertidas por los equipos para promocionar las supuestas virtudes de su platillo son por mucho suficientes como para producir un verdadero alimento, uno que no le haga daño a nadie, pero por alguna situación inentendible no se hace, el dinero es gastado en un esfuerzo aparentemente inútil de convencer que no habrá consecuencias negativas al ingerir su platillo. Hay tanto en juego, que se practican todo tipo de artimañas para ganar mas adeptos, algunos hasta pagan a la gente para lograr inación hacia ellos. Incluso se sabe que algunos de los integrantes de los equipos que promueven los platillos han sido asesinados, pero extrañamente de eso no se habla mucho y hasta parece no tener importancia.

En cuanto a las personas que tienen la difícil tarea de escoger alguno, no solo están presionados por no saber que les hará menos daño, si no que además, el resto de las personas que también están obligados a elegir, lejos de empatizar por compartir el mismo mal, señalan al que ya tomó una decisión con un sin fin de calificativos con el afán de ridiculizar su elección y es que, por increíble que parezca, han rendido frutos los esfuerzos de los equipos de convencer que su producto es de calidad y hay quienes piensan que el consumirlo les quitara algún mal crónico que ya padecen. Por lo que señalar al que ha tomado una opción termina siendo una actitud un tanto incomprensible porque ellos también tendrán que comer un platillo tan repugnante como el otro.

Al final, los únicos que tendrán un beneficio a pesar de ser una pequeña minoría serán los equipos que promueven los platillos, el ganador tendrá el poder de designar lo que comerán los participantes por varios años y a todos los equipos promotores, aunque no hayan captado a la mayoría se les dará la cantidad de dinero suficiente que cubrirá, probablemente por mucho, los gastos realizados en promocionarse. Paradójicamente ese dinero saldrá de las aportaciones hechas por las personas que financiaron la contienda, ¡qué son las mismas que comerán los platillos!

Curiosamente, la mayor empatía llega de otros lugares lejanos, quizá porque ellos ya han tenido o tendrán una situación muy similar en mayor o menor escala; si, asombrosamente el fenómeno se ha repetido por varios años en distintas partes. ¿Por qué se permite? Es un gran misterio, de ahí la gran extrañeza de éste peculiar lugar.